Cuando escuchamos "autismo", muchas personas piensan en una imagen concreta: un niño callado, aislado, moviendo las manos. Pero el autismo no es una sola cosa, ni una sola forma de ser. Por eso hoy hablamos de espectro autista.
Pero… ¿qué significa realmente esa palabra?
Un “espectro” es una amplia gama de posibilidades dentro de una misma condición.
En lugar de ver el autismo como una línea recta que va de “poco” a “mucho”, debemos entenderlo como un abanico o mapa tridimensional donde cada persona tiene combinaciones distintas de características, necesidades y fortalezas.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurobiológica que afecta el desarrollo y funcionamiento del cerebro. Se manifiesta en dificultades en la comunicación, interacción social y comportamientos repetitivos. Cada persona con TEA es única, presentando una combinación particular de fortalezas y desafíos. Algunas pueden comunicarse verbalmente, mientras que otras utilizan métodos alternativos; algunas requieren apoyo significativo en su vida diaria, mientras que otras son más independientes. Comprender esta diversidad es esencial para promover la inclusión y el respeto hacia las personas con autismo
Es común escuchar cosas como “tiene autismo leve” o “es un caso severo”. Pero estas etiquetas pueden ser engañosas.
Una persona puede tener un cociente intelectual alto y aún así necesitar muchos apoyos para desenvolverse en sociedad.
Otra puede tener dificultades en el lenguaje, pero una enorme capacidad emocional.
Por eso hablamos de necesidades de apoyo individualizadas, no de niveles rígidos.
Que no hay una sola forma de ser autista.
Que no podemos comparar a unas personas con otras.
Que la inclusión exige flexibilidad y escucha, no juicio ni simplificación.
Que cada persona con TEA es única, y merece ser tratada como tal.
Nos comprometemos a mostrar el espectro con matices, humanidad y respeto. A dar voz a diferentes experiencias y a recordar que el autismo no se mide en grados, se comprende desde la empatía.
Cuando escuchamos "autismo", muchas personas piensan en una imagen concreta: un niño callado, aislado, moviendo las manos. Pero el autismo no es una sola cosa, ni una sola forma de ser. Por eso hoy hablamos de espectro autista.
Pero… ¿qué significa realmente esa palabra?
Un “espectro” es una amplia gama de posibilidades dentro de una misma condición.
En lugar de ver el autismo como una línea recta que va de “poco” a “mucho”, debemos entenderlo como un abanico o mapa tridimensional donde cada persona tiene combinaciones distintas de características, necesidades y fortalezas.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurobiológica que afecta el desarrollo y funcionamiento del cerebro. Se manifiesta en dificultades en la comunicación, interacción social y comportamientos repetitivos. Cada persona con TEA es única, presentando una combinación particular de fortalezas y desafíos. Algunas pueden comunicarse verbalmente, mientras que otras utilizan métodos alternativos; algunas requieren apoyo significativo en su vida diaria, mientras que otras son más independientes. Comprender esta diversidad es esencial para promover la inclusión y el respeto hacia las personas con autismo
Es común escuchar cosas como “tiene autismo leve” o “es un caso severo”. Pero estas etiquetas pueden ser engañosas.
Una persona puede tener un cociente intelectual alto y aún así necesitar muchos apoyos para desenvolverse en sociedad.
Otra puede tener dificultades en el lenguaje, pero una enorme capacidad emocional.
Por eso hablamos de necesidades de apoyo individualizadas, no de niveles rígidos.
Que no hay una sola forma de ser autista.
Que no podemos comparar a unas personas con otras.
Que la inclusión exige flexibilidad y escucha, no juicio ni simplificación.
Que cada persona con TEA es única, y merece ser tratada como tal.
Nos comprometemos a mostrar el espectro con matices, humanidad y respeto. A dar voz a diferentes experiencias y a recordar que el autismo no se mide en grados, se comprende desde la empatía.