Un gesto simbólico, sí, pero con un gran valor a nivel social y emocional para las personas con autismo y sus familias.

Estas lecturas se han llevado a cabo en plazas, centros culturales y espacios públicos con la participación de familiares, profesionales, representantes institucionales y, por supuesto, personas con autismo. En cada uno de estos encuentros, se ha compartido en voz alta un mensaje claro: la inclusión no es una opción, es un derecho, y la sociedad entera tiene un papel en su construcción.

El Manifiesto, elaborado por Autismo España, recoge reivindicaciones clave como la necesidad de ajustes razonables en la educación y el empleo, el acceso a diagnósticos tempranos y de calidad, el impulso de políticas públicas específicas y el reconocimiento real de la diversidad neurodivergente en todos los ámbitos de la vida.

Más allá del contenido del texto, lo importante ha sido la manera de llevarlo a la calle: haciendo visible lo que tantas veces queda en segundo plano. Escuchar las palabras del manifiesto de boca de personas con autismo o de sus seres queridos genera empatía, conciencia y cercanía. Y, sobre todo, recuerda que el cambio empieza con gestos cotidianos como este.

Desde ASTRADE destacan que este tipo de acciones no solo ayudan a sensibilizar a la sociedad, sino que también tienen un impacto positivo directo en las propias personas con autismo. Porque verse representadas, sentir que su voz se escucha y que sus derechos importan, fortalece la autoestima y el sentido de pertenencia.

En La Guía Azul, celebramos este tipo de propuestas porque creemos en una sociedad que escuche, que entienda y que acompañe. Y porque sabemos que cuando las personas con autismo participan activamente en la vida pública, todos ganamos.